Una década en donde todas las mujeres modernas e independientes deseaban demostrar estas cuestiones cortándose el pelo con un
corte que impuso Mary Quant (apodada la reina de la minifalda) que
consistía en un peinado “champiñón” como lo usaban los Beattles.
El ideal de la década era no mostrar los atributos femeninos ni las curvas, sino, por el parecer delegadas ninfas que mostraban su lado infantil a modo de juego de seducción.
La artificialidad de los años 50 había quedado de lado. Ya no se
usaba el taco aguja ni el excesivo maquillaje. Pintarse los labios
estaba mal visto, solo estaba permitido un poco de brillo para simular
la humedad de las bocas infantiles. Para los ojos valía todo lo que
pudiera colaborar para agrandarlos como los de las niñas. El máximo
exponente de este look aniñado era Twiggy, que logro el estatus de
estrella del pop.
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